Argumento
Prólogo
Antesala de la embajada de Pontevedro. París, 1905.
Un gran baile tendrá lugar en la embajada para celebrar el aniversario del gran duque, soberano de Pontevedro. Los secretarios Kromov y Prititch están deseando dejar el despacho para unirse a los festejos, al igual que Camille, conde de Rosillon. Momentos antes de partir, llega Njegus, secretario privado del embajador, quien ordena a todos que sigan con su trabajo pues trae consigo unos importantes documentos.
Al darse cuenta que el conde Danilo Danilovitsch no está, Njegus pregunta por él a los otros, quienes comentan que está afuera bebiendo. Njegus se sienta en el puesto de trabajo de Danilo y todos son testigos de cuando este informa que Pontevedro está en bancarrota. Llega el barón Mirko Zeta, embajador de Pontevedro en París, con un telegrama en la mano donde consta que la viuda más rica de Pontevedro, Hanna Glawari, vendrá al baile. El barón tiene como proyecto el casamiento del conde Danilo con ella, para salvar al país de la quiebra con el dinero de la viuda.
Llega Valencienne, la esposa del barón, y brindan a la salud del gran duque. Todos salen salvo Camille, quien tiene aún mucho trabajo por hacer. Valencienne se ha quedado rezagada del resto a propósito para poder coquetear con él, intentando por todos los medios seducirlo y distraerlo de su labor. Njegus regresa sin ser visto por los amantes y los sorprende besándose. Valencienne le ruega que guarde el secreto.
Cuando Njegus queda solo, entra Danilo, completamente ebrio, y recién llegado de Chez Maxim’s. Apenas puede sostenerse en pie. Entran el barón Zeta y Valencienne, quienes le comunican que deberá casarse con la viuda. También le ordenan a Njegus que lo ponga sobrio antes del baile.
Primer acto
Gran sala de baile de la embajada.
Llegan los invitados y comienza el baile. El barón baila con su bella esposa hasta que su reumatismo se lo permite. Luego le pide a Camille que lo sustituya en el vals. Este acepta con entusiasmo bajo la mirada de Njegus, disgustado por la evidente demostración de afecto de ambos al bailar.
Se anuncia la llegada de Hanna Galwari, la rica viuda, a quien todos los jóvenes pretendientes reciben y halagan. El barón Zeta le presenta al conde Danilo. Ambos quedan muy consternados pues se dan cuenta de que ya se conocían y que en el pasado habían tenido un romance. En un arrebato de entusiasmo, Danilo le dice que la ama y ella lo acusa de solo querer su dinero. Este, nervioso, saca de su bolsillo un pañuelo rojo y se seca el sudor. Hanna reconoce que fue ella misma quien se lo dio la última vez que se vieron, y recuerda cuando el aristócrata tío de Danilo se opuso al romance de ambos, prohibiendo que se casaran, pues en ese entonces Hanna era muy pobre. Le arrebata el pañuelo y se va.
Danilo, al quedar solo, recuerda cómo era Hanna en ese entonces, una muchacha simple y encantadora, y el momento de gran ternura en que le entregó el pañuelo rojo. Vuelve el baile y llega el momento en que “las damas escogen” compañero. Hanna elige a Danilo pero este, aún molesto y ofendido, decide bailar con otra. Valencienne, perpleja ante la situación, intenta disimular el desplante de Danilo persuadiendo a Camille de bailar con Hanna. En cierto momento, se produce un intercambio de parejas, Valencienne y Camille aprovechan para escabullirse y escapar, y Hanna y Danilo terminan sin quererlo bailando juntos.
Segundo acto
En los jardines de la casa de Hanna.
La noche siguiente, Hanna da una fiesta en los jardines de su villa parisina, donde ella y todos los invitados usan trajes típicos de Pontevedro y celebran el aniversario del gran duque a la usanza del país. Hay danzas folclóricas de Pontevedro, incluida una en la que Danilo y Hanna bailan juntos, y en la que ella termina secándose la frente con el pañuelo rojo. Más tarde ella le devolverá el pañuelo de la misma forma que lo hizo tiempo atrás, obligada por el aristócrata tío de Danilo.
Valencienne y Camille se dan cita en el pabellón del jardín. Njegus, quien ha llegado cerca para encontrarse con el barón Zeta y Danilo, es testigo de lo que sucede y se pone a espiar por la cerradura. Llegan el barón y Danilo y le preguntan a quién está mirando. Rápidamente tranca la puerta, y los otros dos le piden que la abra. Njegus se niega a hacerlo. Discute con ellos y se escapa.
Al ver a Hanna, le explica la incómoda situación y le ruega que se intercambie con Valencienne en el pabellón. Hanna acepta. El barón Zeta y Danilo vuelven a atrapar a Njegus y lo quieren obligar a abrir la puerta. Este se come la llave, y lo sacuden hasta obtenerla de nuevo. Mientras tanto, Hanna ya tomó el lugar de Valencienne a través de una puerta oculta del pabellón y esta pudo a su vez salir, y sin despertar sospechas unirse a un grupo de invitados con total inocencia. El barón abre la puerta, de donde sale Camille seguido de Hanna. Danilo se sorprende al ver que Hanna es la amante de Camille.
Hanna comunica a todos que ambos están comprometidos. Camille queda perplejo con dicho anuncio, Valencienne y el barón Zeta, horrorizados con lo que está pasando se desmayan. Danilo está furioso. Hanna le explica a Camille por qué lo hizo. El barón Zeta, Valencienne y Njegus se van desairados. Todos los invitados felicitan a la nueva pareja, descontentos por no haber podido salvar a Pontevedro de la bancarrota. Danilo, antes de partir, en un ataque de rabia y celos tira el pañuelo rojo. Hanna, encantada, lo levanta del suelo confirmando que Danilo la ama de verdad.
Tercer acto
Chez Maxim’s, famoso restaurante parisino.
El maître le da la cordial bienvenida a los distinguidos clientes, los mozos atienden las mesas. Llega el barón, su mujer y Njegus, poco después Camille, quien intenta ser cordial pero es rechazado por estos.
Por temor a que Pontevedro caiga en bancarrota como resultado del casamiento de Hanna con un extranjero, ya que sus cuantiosos bienes pasarían a manos de su marido, Njegus hace arriar las banderas de Pontevedro. Danilo llega en plan agresivo en contra de Camille. Ambos pelean.
Hanna llega al restaurante, Camille la alcanza y le ofrece su brazo al igual que Danilo, pero Hanna elije a Camille. Danilo quiere abofetearlo con sus guantes y lo reta a duelo. Las reacciones de Valencienne hacen que el barón Zeta finalmente se dé cuenta del amor entre su esposa y Camille. Resignado pero feliz, lo acepta y los tres se van juntos.
Hanna queda sola, se siente fracasada. Danilo vuelve, la toma en sus brazos y terminan juntos para siempre. El barón Zeta, encantado con el giro que toma la historia hace izar la bandera de Pontevedro, celebrando la ocasión.